"el amor nos hace mejores"... o tal vez no...

   Cierta vez dije que si nadie supiera de mi historia no sería difícil huir de ella, pensé que podría crearme una nueva, que podría ser quien yo quisiera, nunca calculé que no dependía solo de lo que yo quisiera ni que esa idea podía acabar mal.
   Con una larga historia de fría soledad a cuestas quise buscar la pasión en cualquier lugar, sin importarme nada más, y creo que hasta hoy en día no he admitido que quizás sea simplemente incapaz de sentir, que tal vez haya sido creada como fiel compañía de la soledad y ya.
   Intenté sentir esa pasión en palabras que yo sabía estaban más vacías que mi alma, y una voz en mi interior me decía que eso no acabaría bien, aunque yo nunca la escuchaba, intentaba hablarme a toda costa. Hoy podría poner una larga lista de palabras y besos en los que busqué conforto, casi una diversión del momento podría decirse ya que al poco tiempo me aburrían. Eran tan vacíos y todos iguales, siempre la misma historia, la misma palabrería, las mismas caricias.
“ La única diferencia entre un capricho y una pasión es que el capricho dura más tiempo”
   Y como negarlo no? Casi cada noche de pecados traía consigo un deseo, ya sea nuevo o viejo, los mejores caprichos los he repetido tantas veces, fingiendo siempre creer en las insulsas frases que esos “caprichos” pronunciaban y me dedicaba a callar a sus fantasmas durante la semana, antes del próximo.
   Amarlos? No, realmente eran solo los antojos infantiles de una niña caprichosa. Aún así debo admitir que en algún  momento, conversando con mis demonios, pensé que podría ser amor, que ingenua era en mis comienzos, “amor” es solo una palabra más bonita para definir ese sentimiento de querer estar con una persona solo por antojo.
   Y a pesar de todo, callaba a mis demonios intentando convencerlos de que realmente podría querer a esos antojos, eso reducía los daños a mi orgullo, que era tan acostumbrado a aquella idea antigua y clásica de que solo puede existir un “amor” y como mucho se te podrían perdonar un par de caprichos. Creo que mi vanidad nunca se acostumbró a que mi alma, aburrida de su cruel realidad, precisaba vivir de vez en cuando alguna pasión, quería creer en ellas aunque en el fondo supiera que eran falsas.

   Y así, mes a mes, fui coleccionando falsas pasiones y poco a poco cuando me daba cuenta de la colección que iba armando, más arañaban mis demonios a mi orgullo, pero ya que mas podía hacer? Los pecados estaban marcados en el cuadro de mi alma y ya nada los podía borrar, la lista estaría allí, disponible para quien quisiera herir mi vanidad y que buenos son los fantasmas del pasado en ocuparse de ello…


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