De suspiro en Suspiro

Y de repente, las dudas sobre el futuro Le habían arrebatado La sonrisa.
Se sentía como si hubiera nacido solo para soñar, y estaba ya tan cansada de hacerlo, de vivir por felicidades momentáneas. Estaba cansada de creer que aquel sueño infantil, aquel que fue lo único a lo que había podido aferrarse por tantos años pudiera ser el único precio a su felicidad.
Y ese sueño se iba transformando con el paso de los días, ora haciéndose más próximo, ora  haciéndose inalcanzable. Pero jamás dejaba de ser solo un sueño, y ya ni sabía que era lo que realmente soñaba. Ya ni sabía el precio de la verdadera felicidad.
A veces solo quería alejarse, a veces quería encontrar un lugar en el que quedarse para siempre. En ocasiones no quería tener obligaciones ni un rumbo fijo y a veces quería volver e intentarlo todo otra vez, vivir como una niña normal.
En alguna ocasión creyó quedarse sin sueños, creyó que ya solo le quedaba vivir hasta el fin de sus días con sonrisas momentáneas y locuras que contar en cada llegada.
En ocasiones creía que solo iba a vivir en sus idas y vueltas y en las frases de la gente que la escuchaba. En las cosas que dejaba olvidadas en cada viaje o en las que se llevaba de éstos.
Pero en el fondo sentía que había nacido para vivir de sueños y no en ellos, muy allá en el fondo de su ser, en ese lugar que nadie conocía y a nadie dejaba ver, poco y nada le importaban sus risas y locuras de instantes de libertad, y había ya pasado tantas cosas que había perdido en algún lugar el recuerdo de su único sueño, de aquella única esperanza de felicidad a la que había podido agarrarse hacía ya tantos años atrás.

Y así seguía viviendo de sueños, de felicidades momentáneas, de suspiro en suspiro…


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