y eras tú, no yo...

Y qué podría responderte? Habían pasado ya tantos años de aquellas historias…
Y hoy decidías escribirme, y me recriminabas cosas como si ya no las supiera, como si fueran culpa mía, me tirabas tus errores en la cara… y qué podría yo decir?
Todo lo que había vivido aquellos años de nada habían servido, nadie sabía de ellos, nadie sabía de aquellas batallas, eran solo años olvidados, marcados en la oscura mirada de un ser que a nadie le importaba, pero tu seguías siendo la víctima, tú y tus errores sin culpable, tú y tus culpas que volcabas en la gente que conocías, tú y tu incoherencia…
Yo seguía siendo para ti aquel rebelde sin causa, aquel niñato que, según tú, todo había tenido, aquel ser que nada tenía para quejarse
Pero no era así, y te lo hubiera repetido un millón de veces por segundo que nada de aquella palabrería que profesabas era real, te lo hubiera dicho todas las mañanas al levantarme y todas las noches antes de ir a dormir, te hubiera enumerado los errores que cometiste, las lagrimas que derramé y los dolores que guardé, te hubiera gritado las veces que te llamé, las veces que te necesité, y las veces que me diste la espalda…
Pero nada de esto jamás importaría, yo era solo un niñato insensible sin causas y tú la pobre victima de esta historia, yo era el lobo y tú la pobre abuelita… yo era la madrastra y tú la cenicienta sin hadas… yo era…
Siempre era yo, jamás te diste cuente de cuántas veces también has sido tu, de cuántas veces asumí ser yo, por no querer admitir que eres tu…

Y aun así hoy tenias el coraje de escribirme, de recriminarme, de echarme en cara tus errores y culpas y decirme que yo no tenía razón de ser, decirme que yo estaba equivocado, pero caro de mas había pagado el darme cuenta de las razones de esta historia toda, caro de mas había pagado el admitir que, por más que intentara, al final de cuentas eras tú y no yo…

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