El humo llenaba
mis pulmones lentamente
“es bueno
entregarse a los vicios de vez en cuando”
Sonreí con
aquel recuerdo.
Me habían
matado tantas veces, que de tantas veces que destruí lo poco que dejaron de mi,
de tantas veces que me rehíce y de tantos defectos que moldeé, los demonios de
lo que un día fui, de vez en cuando exigían salir y era tan libertador poder
volver a tener defectos, ver a los demonios andar sueltos y hacer sus
destrozos, era psicológicamente tan sano matar un poco el cuerpo con vicios en
vez de sentir los demonios encerrados arañando mi alma.
Los años
habían cambiado, las ciudades y las personas a mi alrededor, hasta mi propio nombre
ya no era el mismo, pero en mi soledad yo seguía siendo la misma persona, el
ser bajo la máscara seguía siendo aquel ser de años atrás.
A pesar de
todo, seguía siendo humano, tenía vicios y errores y estaba loco, era un loco completamente
enamorado de la libertad, apasionado por el arte. Tenía cicatrices y goteaban
mis lágrimas en aquellas cartas jamás entregadas.
Aún estaba
vivo y sentía dolor y sonreía y cantaba con la emoción que cuando niño, porque
aún era aquel niño.
Bajo la
máscara seguía siendo un alma viva y libre. En mi soledad, sin aquel disfraz,
aun había un ser con todos sus demonios y sus defectos… con…
Con sus
vicios… y joder! Era realmente tan renovador entregarse a aquellas malas
adicciones escondidas bajo la cama, era simplemente tan relajante dejarse
vencer una noche por esas malas costumbres, esos vicios…
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