Era una
flor hermosa.. Cada uno desus pétalos de abrían en sus suspiros mientras oía
historias, mientras soñaba con amores prohibidos.
Yo lo
entendía cuando él suspiraba al verla, porque yo también suspiraba cuándo la
veía soñar, cuándo la veía irse tras sus amores prohibidos como la soñadora que
era, él la soñaba como yo, y le escribía en cada viaje.
Pero aquí
estaba yo, conociendo sus escritos y sabiendo que no eran para mí, sabiendo que
leía los escritos de él y esperaba que él aprendiera a leer los de ella.
Aquí estaba
yo, otra amante de lo prohibido, soñándola a distancia, queriendo golpearlo por
nunca haber aprendido a leerla, a leer lo que ella le había escrito.
Si, aunque
él no supiera, ella le había escrito. Y no por que escribiera a casi todas las
personas que había conocido (aunque nunca se los dijera), le había escrito más
de una vez, esperando que él la leyera, y me hizo prometerle jamás decirle.
Pero él
nunca había entendido aquellas letras y seguía culpándola de amores
inexistentes, de entregarle sus letras a otros seres, de guardarse las rosas
sin espinas para otros amores.
Él seguía
culpándola, ella seguía escribiéndole y yo seguía soñándola, era mi amor
prohibido de turno, pero esta vez aunque quisiera no podría tenerla.
Él la
seguía esperando, yo seguía callando y ella seguiría siendo uno de mis mejores
amores prohibidos…
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