Invierno + verano = primavera

La noche de aquel frio invierno alemán se desvanecía, dejando clarear el día. Yo observaba tras el congelado vidrio de la ventana, soñando verlo llegar y pararse sobre la nieve de mi jardín con su saco color mantequilla.

“para que siempre recuerdes que todo queda bien con mantequilla”

Solía decir mientras ponía su saco sobre mis hombros para que no tuviera frio. La mantequilla ya no tendría el mismo sabor este invierno, los tostados franceses del desayuno ahora eran solo un café y un tostado.

“el helado refresca y el whisky entibia, los japoneses creen que todo debe estar en equilibrio, asi que si los mezclas, tendrás el ying y el yang”

Se excusaba cada vez que preparaba un Don Pedro. Y cómo decirle que no a esas locas excusas? Ahora un Don Pedro no era más que helado y alcohol.

Y la nieve de mi jardín era solo nieve, no había ángeles, ni muñecos, ni guerras…

Ya no había dibujos en el hielo de mi ventana, solo mi rosto esperando ver el suyo, y el humo de mi café dibujando sus besos, esos besos intensos, que derretían el hielo de mi alma, calentaban mi piel, y nos arrastraban lentamente bajo las mantas.

Pero el invierno venció y él nunca supo que era el único capaz de calentarme el alma, para él yo seguía siendo un  bloque de cemento.

En su mundo siempre era verano, y el mío era un eterno invierno. Jamás fue capaz de ver la primavera que él hacía florecer en mí.

Un día su verano simplemente se cansó de mi hielo, creyó que yo no sentía su calor, fue incapaz de percibir el invierno derritiéndose en mí.

Ya no había desayuno francés, ni cena italiana, solo restaba este frio invierno alemán, el hielo en mi ventana y la nieve en mi jardín.

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