Respiro

Una plaza en otoño. Frías gotas de lluvia comienzan a mojar mi cuaderno, el viento juega con mis cabellos y los niños corren a admirar la lluvia desde el arenal.
Las ventanas de los edificios comienzan a cerrarse y yo alli, sentada, bajo aquel gran árbol.
Respiro. Uno, dos, tres.
Respiro una vez más, como si el aire que exhalo de mi cuerpo se llevara consigo todo el enojo que mi cerebro te dedica.
No te hablaría.
No te diría los mucho que me enojas.
No. No sería yo esta vez la loca.
Respiro. Eins, zwei, drei.
Respiro.
Un trueno suena sobre mi cabeza, un relámpago ilumina el cielo. Ya no hay nadie en la plaza, solo yo.
Solo una loca sentada en un banco de la plaza, respirando, sola.
Dibujando tus palabras en el aire, respirando, contando, intentando no querer asesinarte.
Pero es inútil. Sí, sí quiero asesinarte. quiero por una vez demostrarte cuanto me enojas. Quiero darte TODOS los motivos para que me llames loca.
Respiro. Un, Deux, Trois.
Estoy cansada. La le ta respiración hace que me falte el aire, cada vez más.
Respiro. One, two, three.
Un trueno rompe mi silencio, me sobresalta. La lluvia cae, fuerte, ruidosa, golpeando mis piernas y mis brazos.
Mi cabello gotea enojo, mi rostro gotea enojo.
Respiro. Uno, dos, tres, cien, un millón.
Ya no me importan los idiomas, ya las palabras dibujadas se las ha llevado el viento. Ya el enojo en mi rostro lo lavó la lluvia.
Respiro y respiro de nuevo sin contar, recuperó el aire que mis pulmones perdieron , los lleno de paz.
Ya no importa lo que hagas.
Ya no importa lo que digas.
Respiro.
Ya no importas.


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