-Cual es tu
historia?- Me preguntó mientras tomábamos un frapuccino de chocolate con
frutillas.
-Mi
historia?
-Sí, eres
nueva en la ciudad, llamas mucho la atención. Qué hace una chica como tú en una
ciudad tan pequeña?
-Digamos
que tengo… ahm… conocidos por aquí.
-familia?
-Algo así
Se le
notaba en la cara que no confiaba en mis respuestas, pero no tenía suficiente confianza
aun para preguntarme algunas cosas, Para cuando se atreviera a hacerlo, yo
estaría lejos nuevamente, a pesar de todo siempre era así, llegaba, llamaba la
atención, desordenaba un poco la vida de algunas personas, ordena un poco mis
ideas, hacía algo realmente estúpido y luego, antes que se dieran cuenta, yo ya
estaba lejos otra vez, desordenando la vida de alguien más.
-Qué hay de
tu familia?- Preguntó mientras yo creía haberme ya cansado de ir y volver
-Digamos
que no tengo- fue mi respuesta, dudosa
-ah…- fue
todo lo que dijo y entendí que supo que no importara las veces que preguntara
yo no le respondería.
Realmente
no sé que esperaba que respondiera, ni yo estaba muy segura de qué era de mi
familia, no estaba segura si la había perdido o si alguna vez la había siquiera
tenido. Hoy solo tenía mis libros y letras, mis musas y locas historias, amigos
perdidos y reencontrados, una música para cada recuerdo y una lista de reproducción
para cada olvido.
No tenía
nada que pudiera ofrecer y lo único que podía dar era solo mío, para qué me
quedaría? Para qué seguir desordenando vidas ajenas? Para qué seguir coleccionando
letras a seres que nunca serían entregadas?.
Esa noche
junté mis cosas, planeé otro escape, sin planes realmente y cuando despertó por
la mañana, yo ya no estaba.
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