Las llamas
en sus ojos se calmaron justo después de acusarme sin pensarlo
-Perdón, yo
no…- tartamudeo – no quería…
-no querías
lastimarme echándome una cruda verdad como un golpe a la cara?- lo interrumpí -
No querías que yo me sintiera mal al recordar? Como si ya no hubiera tenido
suficientes años para asimilar esa y muchas otras crudas verdades? – Lo
observaba- descuida, mein Engel, vas a necesitar mucho más que eso para
herirme.
Él solo me
observaba y por sus ojos se podían ver pasar millones de dudas, jamás las
preguntó, sabía que yo no las respondería. Me di la vuelta y volví por aquella calle.
Él? Él se quedó allí, observando el vacío lugar que había dejado mi partida,
como si intentara comprender lo que había sucedido, sus palabras y las
respuestas que obtuvo a estas, como si intentara asimilar mi reacción a su
acusación, como si esperara que las cosas fueran diferentes, como si no supiera
ya que mis reacciones eran imprevisibles y estuviera esperando que yo
reaccionara a la forma que él habría querido, pero yo solo seguí mi camino, era
lo único previsible en mi: yo siempre seguía mi camino, no importaba lo que
sucediera.
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