“somos
mitades buscando quien nos complete”
“somos
frascos vacios buscando quien nos llene”
Éstas eran
sus frases favoritas, ah y claro, no podría olvidarme de la que más me repetía
“es que no lo entiendes verdad?”
Y no, la
verdad era que no entendía, como ella podría llamarse a si misma incompleta y
vacía? Como podía creer que no estaría completa sin alguien a su lado, así sea
un amor real o fingido?
Tal vez yo
le fallara un millón de veces y la dejara otras tantas por no entenderla, hasta
que un cierto día, no fui yo quien se fue, fue ella, y al irse me dijo “tú
jamás entenderás”
Quizás me
tocara a mí la culpa de su partida, quizás yo le fallara un millón y una vez y
quizás yo no comprendiera lo que es ser una mitad, tal vez siempre hubiera sido
una, sin necesitar que nadie me complete, tal vez yo hubiera aprendido a ser
demasiado autosuficiente para comprenderlo, pero tú querida, cuando cerraste la
puerta, sin volver la vista atrás, entendiste lo que es ser uno y no medio,
comprendiste lo que es estar lleno de
uno mismo y no precisar de relleno ajeno.
Y no te
preocupes por la culpa, la dejara guardada, junto a las frases que dejaste aquí
olvidadas.
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