“Ella era
así: desesperantemente ella. Tomaba lo que quería, evitaba lo que no le gustaba
y todo lo pasado simplemente parecía olvidarlo”
Y para qué
mentir, sabía que yo debía serle desesperante.
Yo había
conocido mil infiernos, ella creció entre nubes.
Yo caminaba
entre Demonios y ella era un Ángel.
Yo creía
haberlo visto todo, para ella todo era una maravillosa novedad.
Ella tenía
una lágrima y una sonrisa para cada persona, y yo… yo no tenía nada que
ofrecerle. Y aun así un día la oí bajar a los infiernos, Caminaba haciendo
ruido con sus zapatitos de tacón entre los demonios, vi su grácil andar
aproximándose a mi.

Yo no tenía nada que ofrecer más que unos
trozos de una muñeca rota, pero tú los pegaste, pusiste banditas en las
rajaduras y maquillaste mis moretones.
Yo no tengo
nada que ofrecerte, pero mis letras siempre serán para ti.
Ass: Regina Umbrae
Comentarios
Publicar un comentario