la foto

Una foto vieja cayó de entre las paginas de aquel viejo cuaderno, entre algunas cartas y dibujos me observaba una pareja en la vieja fotografía.
Ella era delgada y sus cabellos eran tan negros como la oscuridad de mi cuarto, una pollera ajustada cubría sus muslos casi hasta las rodillas y usaba una camisa blanca y negra con grandes hombreras.
El tenia los jeans rasgados y un largo cabello castaño claro, usaba un gran reloj plateado y tenia grandes manos.
Me observaban desde aquella antigua época cuando sus ojos aun brillaban, con sueños, con esperanzas, con...
Con amor.
Un amor que el tiempo apago, que la historia dejo olvidado en algún episodio junto a un viejo auto azul, entre risas y melodías.
Cuando se marchita la flor? Por que cargo yo con ese dolor? 
(Plantaron una flor en el jardín, pero ella murió antes de nacer...)
Aquella foto me observaba, me acusaba de acabar con aquel brillo en las miradas apasionadas por la vida.
(Que culpa tiene la flor de nacer? Que culpa tiene la rosa de sus espinas?)
el tic toc del reloj parecía haberse detenido y aquella pareja me observaba acusándome de la lluvia, del tornado, del cruel paso del tiempo, fue cuando note, que la foto había ido a parar junto a una carta titulada "la ultima vez que te escribo"
"No escribo para decirte que te odio, no te mandaré al infierno esta tarde" decía la carta que había sido escrita un domingo de invierno, lo recordaba tan bien, la luz del sol entraba por la ventana, calido, en el frío de mi habitación...
"No vine a decirte que eres peor que el frío de junio matando mi jardín. Hace frío en mi habitación, y supongo que aun mas en la calle, y quizás alguien muere de frío allí afuera, o los perros callejeros tienen hambre, la vida sigue en estos lados igual, no nado en los lujos que la vida tenia preparados para mi, pero nunca falta una tostada francesa y una taza de café" iba por las ramas, como si estuviera frente a un juez...
"Escribía para decirte que sigo viva... 
A pesar de todo, sigo viva"
Supongo que no quería admitir por que realmente escribía aquella carta, y hoy me veía obligada a admitirlo: te extrañaba.
Al final, que niño no extraña a su héroe?

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